Si todos los caminos llegan a Roma, ¿cómo se sale de Roma?

A veces, pensamos demasiado y sentimos muy poco.

Mi abuelo siempre decía que si alguien quiere seriamente formar parte de tu vida, hará lo imposible por estar en ella, aunque, en cierto modo, perdamos entre pantallas el valor de las miradas, olvidando que cuando alguien nos dedica su tiempo, nos está regalando lo único que no recuperará jamás.

Y es que la vida son momentos, ¿sabes? Que ahora estoy aquí y mañana no lo sé. Y que quería decirte, que si alguna vez quieres algo, quieres algo de verdad, ve por ello y nada más, mirando el miedo de frente y a los ojos, entregándolo todo y dando el alma, sacando al niño que llevas dentro, ese que cree en los imposibles y que daría la luna por tocar una estrella...

Así que no sé qué será de mí mañana, pero este sol siempre va a ser el mismo que el tuyo, que los amigos son la familia que elegimos y que yo te elijo a ti, te elijo a ti por ser dueño de las arrugas que tendré en los labios de vieja, que apuesto fuerte por estos años a tu lado, por las noches en vela, las fiestas, las risas, los secretos y los amores del pasado. Tus abrazos, así por que sí, sin venir a cuento, ni tener que celebrar algo.

Y es que en este tiempo me he dado cuenta que los pequeños detalles son los que hacen las grandes cosas. Y que tú has hecho infinito mi límite, y así te doy las gracias por ser la única persona capaz de hacerme llorar riendo, por aparecer en mi vida con esa sonrisa loca, con ese brillo en los ojos capaz de pelearse contra un millón de tsunamis...

Así que no... no sé dónde estaremos mañana, no sé dónde estaremos dentro de diez años, ni cómo se sale de Roma, no te puedo asegurar nada. Pero te prometo, que pase lo que pase, estés donde estés, voy a acordarme de ti toda la vida, por eso, mi luna va a estar siempre contigo, porque tú me enseñaste a vivir cada día como el primer día del resto de mi vida y eso, eso no lo voy a olvidar nunca.

domingo, 15 de abril de 2012

Justicia de vida.

La mayoria de las personas adquirimos conciencia a edad muy temprano de que la vida no es justa, no es dificil vivir experiencias que nos lo demuestren, o incluso nos lo evidencien de manera francamente dolorosa, en algunos casos incluso la crueldad con que se muestra esta afirmacion resulta a todas luces incomprensible, nos cuesta entenderlo, aceptarlo y mucho mas aun asumirlo, nadie puede digerir con gusto que la vida no sea justa.
Pero existen pequeños goteos de lucidez, instantes poderosamente fugaces,en que por un momento podemos creer que quiza, despues de todo, haya algun tipo de justicia.
Todos necesitamos creer que el tiempo pone a las personas en su lugar, que los actos de los demas tienen consecuencias, y que a las malas personas la vida no la recompensa con mas privilegios de los que ya se adjudican con su forma de avasallar, yo no se si se trata de mero azar, si la rueda de la suerte no es mas que un juego aleatorio en el que uno cae o no en la casilla de la buenaventura, lo que tengo claro es que el dia en que alguien paga un poco por todo lo que hace, siento un poco mas de fe en la justicia de la vida.
Y será seguramente un consuelo de tontos, pero a veces, es todo cuanto necesitamos.

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