Si todos los caminos llegan a Roma, ¿cómo se sale de Roma?
A veces, pensamos demasiado y sentimos muy poco.
Mi abuelo siempre decía que si alguien quiere seriamente formar parte de tu vida, hará lo imposible por estar en ella, aunque, en cierto modo, perdamos entre pantallas el valor de las miradas, olvidando que cuando alguien nos dedica su tiempo, nos está regalando lo único que no recuperará jamás.
Y es que la vida son momentos, ¿sabes? Que ahora estoy aquí y mañana no lo sé. Y que quería decirte, que si alguna vez quieres algo, quieres algo de verdad, ve por ello y nada más, mirando el miedo de frente y a los ojos, entregándolo todo y dando el alma, sacando al niño que llevas dentro, ese que cree en los imposibles y que daría la luna por tocar una estrella...
Así que no sé qué será de mí mañana, pero este sol siempre va a ser el mismo que el tuyo, que los amigos son la familia que elegimos y que yo te elijo a ti, te elijo a ti por ser dueño de las arrugas que tendré en los labios de vieja, que apuesto fuerte por estos años a tu lado, por las noches en vela, las fiestas, las risas, los secretos y los amores del pasado. Tus abrazos, así por que sí, sin venir a cuento, ni tener que celebrar algo.
Y es que en este tiempo me he dado cuenta que los pequeños detalles son los que hacen las grandes cosas. Y que tú has hecho infinito mi límite, y así te doy las gracias por ser la única persona capaz de hacerme llorar riendo, por aparecer en mi vida con esa sonrisa loca, con ese brillo en los ojos capaz de pelearse contra un millón de tsunamis...
Así que no... no sé dónde estaremos mañana, no sé dónde estaremos dentro de diez años, ni cómo se sale de Roma, no te puedo asegurar nada. Pero te prometo, que pase lo que pase, estés donde estés, voy a acordarme de ti toda la vida, por eso, mi luna va a estar siempre contigo, porque tú me enseñaste a vivir cada día como el primer día del resto de mi vida y eso, eso no lo voy a olvidar nunca.
viernes, 3 de enero de 2014
Leyenda urbana: El túnel de los gritos.
Cerca de las Cataratas del Niagara hay un pequeño túnel que tiempo atrás servía como paso peatonal entre las granjas que habia en la zona. Es un estrecho y oscuro paso bajo la via del tren que une Toronto y Nueva York, en el que habitualmente la niebla impide ver más allá de tu propia mano. En este tunel ocurrio un escalofriante crimen que dejo maldito el lugar y son cientos las personas que aseguran haber tenido una presencia cuando lo han atravesado. Esta es su leyenda...
Hace más de un siglo había algunas casas cerca de los alrededores del túnel. En una de ellas había una familia rota por el alcoholismo del padre, un hombre violento que descargaba toda la furia que sentía por su miserable vida golpeando a su mujer y su única hija cada vez que se emborrachaba. La mujer trataba de soportar las palizas y evitar que golpeara a su hija, poniendose como escudo y diciendose a si misma que su marido volvería a ser quien fue cuando se conocieron. Pero la situación no mejoraba, y temiendo por la vida de su pequeña, se armo de valor y decidio pedirle el divorcio.
El hombre al escuchar a su mujer que abandonaba la casa con la niña, se enfurecio tanto que la amenazo con prenderle fuego a toda la casa con ellas dentro si trataban de salir de alli. La mujer al ver como el hombre agitaba la lampara de aceite y la acercaba peligrosamente a las cortinas, decidio plantarle cara por primera vez en su vida y le compenzo a empujar mientras le gritaba fuertemente.
La reaccion del hombre no se hizo esperar, lanzo la lampara contra uno de los muebles, que de inmediato comenzo a consumirse, llegando las llamas hasta el techo de madera en cuestion de segundos. Se giro hacia su esposa y la derribó de un puñetazo, pero no contento con ello la continuó golpeando y pateando aunque ella estaba inconsciente en el suelo.
La niña, al ver la escena, escapó presa del pánico, corriendo tan rápido como podía con la intención de llegar hasta la casa de sus vecinos que se encontraban al otro lado del túnel. Mientras corría, sólo se giró un segundo para ver como toda la casa comenzaba a arder mientras su madre aun estaba dentro y su padre salia con paso lento pero seguro con una lampara de aceite apagada en la mano.
Pero su huida no tuvo exito, ya que, cuando se encontraba a mitad del oscuro tunel, la niebla le impidio ver una piedra, con la que tropezo y cayo de bruces en el encharcado y frio suelo. Sentia un gran dolor en su tobillo y, por mas que trataba de levantarse, el dolor la vencía y caía nuevamente. Ese lapso de tiempo fue aprovechado por su padre para alcanzarla.
La niña quedó paralizada por el miedo cuando observó como su enloquecido padre se acercó a ella y vertió lentamente todo el aceite sobre su diminuto cuerpecito. Entonces solo un sonido mas se escucho en el tunel, el de una cerilla encendiendose justo antes de que el padre la arrojara sobre la niña y la prendiera en llamas.
Los gritos de dolor de la niña fueron tan desgarradores que quedaron impresos por la eternidad entre las paredes del tunel, que desde entonces se llama localmente "el tunel de los gritos". El destino del padre nunca quedo claro, unos afirman que regreso a la casa ardiendo y entro nuevamente para arder en las mismas llamas que el habia provocado, otros que desaparecio y nunca fue detenido.
Los que si que es cierto, es que son pocos los valientes que se atreven a acercarse al tunel de los gritos de noche, pues cualquiera que entra puede sentir que hay algo negativo en su interior y una presencial es vigila. Se dice ademas, que si enciendes una cerilla en la mitad del tunel, se puede escuchar un grito desgarador y sentiras como una brisa apagará inmediatamente la llama, como si alguien hubiese soplado para que regrese la oscuridad a sus paredes...
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