Si todos los caminos llegan a Roma, ¿cómo se sale de Roma?

A veces, pensamos demasiado y sentimos muy poco.

Mi abuelo siempre decía que si alguien quiere seriamente formar parte de tu vida, hará lo imposible por estar en ella, aunque, en cierto modo, perdamos entre pantallas el valor de las miradas, olvidando que cuando alguien nos dedica su tiempo, nos está regalando lo único que no recuperará jamás.

Y es que la vida son momentos, ¿sabes? Que ahora estoy aquí y mañana no lo sé. Y que quería decirte, que si alguna vez quieres algo, quieres algo de verdad, ve por ello y nada más, mirando el miedo de frente y a los ojos, entregándolo todo y dando el alma, sacando al niño que llevas dentro, ese que cree en los imposibles y que daría la luna por tocar una estrella...

Así que no sé qué será de mí mañana, pero este sol siempre va a ser el mismo que el tuyo, que los amigos son la familia que elegimos y que yo te elijo a ti, te elijo a ti por ser dueño de las arrugas que tendré en los labios de vieja, que apuesto fuerte por estos años a tu lado, por las noches en vela, las fiestas, las risas, los secretos y los amores del pasado. Tus abrazos, así por que sí, sin venir a cuento, ni tener que celebrar algo.

Y es que en este tiempo me he dado cuenta que los pequeños detalles son los que hacen las grandes cosas. Y que tú has hecho infinito mi límite, y así te doy las gracias por ser la única persona capaz de hacerme llorar riendo, por aparecer en mi vida con esa sonrisa loca, con ese brillo en los ojos capaz de pelearse contra un millón de tsunamis...

Así que no... no sé dónde estaremos mañana, no sé dónde estaremos dentro de diez años, ni cómo se sale de Roma, no te puedo asegurar nada. Pero te prometo, que pase lo que pase, estés donde estés, voy a acordarme de ti toda la vida, por eso, mi luna va a estar siempre contigo, porque tú me enseñaste a vivir cada día como el primer día del resto de mi vida y eso, eso no lo voy a olvidar nunca.

viernes, 11 de mayo de 2012

¿Yo me aislo? No te dire que no.


Cuatro paredes y una ventana, por la que se cuelan ruidos de fondo que se alejan a cada segundo mas de mis adentros, gente que aprecio difuminada a lo lejos, pero muy muy lejos, adivinanzas que me invitan a atravesar la puerta de mi interior, pero estoy tan a gusto que no quiero, no es que siempre sea asi, pero hay veces en las que apetece aislarme, dejar el resto para otro momento, y pensar en todo lo que quiera aparecer por mis adentros en estos instantes, hay qien no entiende, pero hay dias en los que necesito espacio y tiempo para mi, y no saber nada de nadie, excepto de mi misma, y es que es esta una de las consecuencias que tengo que asumir por haber pensado demasiado en los demas y dejarme para la ultima, me encierro en una especie de caja imaginaria en la q veo todo, pero no dejo que me vean a mi, y asi pienso, recapacito y actuo acorde con lo que en realidad siento.
¿Tonterías? Puede, pero en una sociedad como esta en la que nos han convertido en numeros mas que en maquinas, creo que de vez en cuando va bien separarse del mundo y encontrarse a una misma, dedicarse tiempo y ,paradojicamente conversar...que el interlocutor no es otro que nosotros mismos, hay veces en que de un momento a otro necesito romper la rutina, destrozar los moldes y crearme por unos momentos, un mundo a mi medida, donde nadie pueda entrar para decirme como debo actuar.

Yo soy asi, dificil de entender, pero no me gusta tener que dar explicaciones por actos que solo tienen como respuesta la necesidad de aislarme, ganas de estar conmigo misma, sin que me echen en cara que dejo todo de lado porque si, y es que los porques nunca son dueños de si mismos, sino que vienen en consecuencia de otros efectos en cadena ¿los mios? tan solo aislamiento y sentirme dueña de mi propia vida, mia.

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