Si todos los caminos llegan a Roma, ¿cómo se sale de Roma?

A veces, pensamos demasiado y sentimos muy poco.

Mi abuelo siempre decía que si alguien quiere seriamente formar parte de tu vida, hará lo imposible por estar en ella, aunque, en cierto modo, perdamos entre pantallas el valor de las miradas, olvidando que cuando alguien nos dedica su tiempo, nos está regalando lo único que no recuperará jamás.

Y es que la vida son momentos, ¿sabes? Que ahora estoy aquí y mañana no lo sé. Y que quería decirte, que si alguna vez quieres algo, quieres algo de verdad, ve por ello y nada más, mirando el miedo de frente y a los ojos, entregándolo todo y dando el alma, sacando al niño que llevas dentro, ese que cree en los imposibles y que daría la luna por tocar una estrella...

Así que no sé qué será de mí mañana, pero este sol siempre va a ser el mismo que el tuyo, que los amigos son la familia que elegimos y que yo te elijo a ti, te elijo a ti por ser dueño de las arrugas que tendré en los labios de vieja, que apuesto fuerte por estos años a tu lado, por las noches en vela, las fiestas, las risas, los secretos y los amores del pasado. Tus abrazos, así por que sí, sin venir a cuento, ni tener que celebrar algo.

Y es que en este tiempo me he dado cuenta que los pequeños detalles son los que hacen las grandes cosas. Y que tú has hecho infinito mi límite, y así te doy las gracias por ser la única persona capaz de hacerme llorar riendo, por aparecer en mi vida con esa sonrisa loca, con ese brillo en los ojos capaz de pelearse contra un millón de tsunamis...

Así que no... no sé dónde estaremos mañana, no sé dónde estaremos dentro de diez años, ni cómo se sale de Roma, no te puedo asegurar nada. Pero te prometo, que pase lo que pase, estés donde estés, voy a acordarme de ti toda la vida, por eso, mi luna va a estar siempre contigo, porque tú me enseñaste a vivir cada día como el primer día del resto de mi vida y eso, eso no lo voy a olvidar nunca.

martes, 15 de mayo de 2012

Cuando ames a alguien y sientas que tienes que sufrir...

Cuentan que había una vez un rey muy apuesto que estaba buscando esposa. Por su palacio pasaron todas las mujeres más hermosas del reino y de otros más lejanos, muchas le ofrecían además de su belleza y encantos, muchas riquezas, pero ninguna lo satisfacía tanto como para convertirse en su reina. Cierto día llegó una mendiga al palacio de este rey y con mucha lucha consiguió una audiencia. "No tengo nada material que ofrecerte; solo puedo darte el gran amor que siento por ti", le dijo al rey, "puedo hacer algo para demostrarte ese amor". Esto despertó la curiosidad del rey, quien le pidió que le dijera que sería eso que podía hacer. "Pasaré 100 días en tu balcón, sin comer ni beber nada, expuesta a la lluvia, al sereno, al sol y al frío de la noche, si puedo soportar estos 100 días, entonces me convertirás en tu esposa".
El rey, sorprendido más que conmovido, aceptó el reto, le dijo, "acepto, si una mujer puede hacer todo esto por mí, es digna de ser mi esposa".
Dicho esto, la mujer empezó su sacrificio, empezaron a pasar los días y la mujer valientemente soportaba las peores tempestades...muchas veces sentía que desfallecía del hambre y el frío, pero la alentaba imaginarse finalmente al lado de su gran amor, de vez en cuando el rey asomaba la cara desde la comodidad de su habitación para verla y le hacía señas de aliento con el pulgar.
Así fue pasando el tiempo..20 días..50..la gente del reino estaba feliz, pues pensaban "por fin tendremos una reina"...90 días...y el rey continuaba asomando su cabeza de vez en cuando para ver los progresos de la mujer "esta mujer es increíble" pensaba para si mismo y volvía a darle alientos con señas.
Al fin llegó el día 99 y todo el pueblo empezó a reunirse en las afueras del palacio para ver el momento en que aquélla mendiga se convertiría en esposa del rey, fueron contando las horas...a las 12 de la noche de ese día tendrían reina...la pobre mujer estaba muy desmejorada; había enflaquecido mucho y contraído enfermedades.
Entonces sucedió, a las 11:00 de la noche de aquel dia 99, faltando apenas una hora para que llegara el día 100, la valiente mujer se rindió...y decidió retirarse de aquel palacio, dio una triste mirada al sorprendido rey y sin decir ni media palabra se marchó.
La gente estaba conmocionada, nadie podía entender por qué aquella valiente mujer se había rendido faltando tan solo 1 hora para ver sus sueños convertirse en realidad, había soportado tanto.
Al llegar a su casa, su padre se había enterado ya de lo ocurrido, le preguntó: "Por qué te rendiste a tan solo instantes de ser la reina?", y ante su asombro ella respondió: "Estuve 99 días y 23 horas en su balcón, soportando todo tipo de calamidades y no fue capaz de liberarme de ese sacrificio, me veía padecer y solo me alentaba a continuar, sin mostrar siquiera un poco de piedad ante mi sufrimiento, esperé todo este tiempo un poco de bondad y consideración que nunca llegaron, entonces entendí: una persona tan egoísta, desconsiderada y ciega, que solo piensa en si misma, no merece mi amor.
Cuando ames a alguien y sientas que para mantener a esa persona a tu lado tienes que sufrir, sacrificar tu esencia y hasta rogar...aunque te duela, retírate, y no tanto porque las cosas se tornen difíciles, sino porque quien no te haga sentir valorado no te merece.

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