Si todos los caminos llegan a Roma, ¿cómo se sale de Roma?

A veces, pensamos demasiado y sentimos muy poco.

Mi abuelo siempre decía que si alguien quiere seriamente formar parte de tu vida, hará lo imposible por estar en ella, aunque, en cierto modo, perdamos entre pantallas el valor de las miradas, olvidando que cuando alguien nos dedica su tiempo, nos está regalando lo único que no recuperará jamás.

Y es que la vida son momentos, ¿sabes? Que ahora estoy aquí y mañana no lo sé. Y que quería decirte, que si alguna vez quieres algo, quieres algo de verdad, ve por ello y nada más, mirando el miedo de frente y a los ojos, entregándolo todo y dando el alma, sacando al niño que llevas dentro, ese que cree en los imposibles y que daría la luna por tocar una estrella...

Así que no sé qué será de mí mañana, pero este sol siempre va a ser el mismo que el tuyo, que los amigos son la familia que elegimos y que yo te elijo a ti, te elijo a ti por ser dueño de las arrugas que tendré en los labios de vieja, que apuesto fuerte por estos años a tu lado, por las noches en vela, las fiestas, las risas, los secretos y los amores del pasado. Tus abrazos, así por que sí, sin venir a cuento, ni tener que celebrar algo.

Y es que en este tiempo me he dado cuenta que los pequeños detalles son los que hacen las grandes cosas. Y que tú has hecho infinito mi límite, y así te doy las gracias por ser la única persona capaz de hacerme llorar riendo, por aparecer en mi vida con esa sonrisa loca, con ese brillo en los ojos capaz de pelearse contra un millón de tsunamis...

Así que no... no sé dónde estaremos mañana, no sé dónde estaremos dentro de diez años, ni cómo se sale de Roma, no te puedo asegurar nada. Pero te prometo, que pase lo que pase, estés donde estés, voy a acordarme de ti toda la vida, por eso, mi luna va a estar siempre contigo, porque tú me enseñaste a vivir cada día como el primer día del resto de mi vida y eso, eso no lo voy a olvidar nunca.

sábado, 18 de febrero de 2012

Se fue.

Se marcho, lo hizo tan fugazmente que ni el viento tuvo tiempo de abanicar aquellos ojos que tantos suspiros habian arrebatado de los labios que ahora le suplican que no cruce aquella puerta para no volver jamas.
Se fue, de la unica forma que podria llegar a dolerle, le reabrio aquel agujero situado entre el cielo de su boca y el infierno de su ausencia, supuraba una especie de tristeza intenta que inundaba su mirada haciendo que nunca mas aquella pequeña cosa llamada felicidad volviera a subir de una manera tan natural como el respirar, incluso eso le habia robado, de una forma cruel.
Ya no hay voz que cante a la vera de su ventana, ni sol que la bañe con aquella anaranjada acuarela, no hay animos que puedan sacarla del poco en el que el la metio sin ningun remordimiento, la encontrareis cerca de la casa que la vio nacer y que poco a poco la ve perderse en el olvido.

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