Si todos los caminos llegan a Roma, ¿cómo se sale de Roma?

A veces, pensamos demasiado y sentimos muy poco.

Mi abuelo siempre decía que si alguien quiere seriamente formar parte de tu vida, hará lo imposible por estar en ella, aunque, en cierto modo, perdamos entre pantallas el valor de las miradas, olvidando que cuando alguien nos dedica su tiempo, nos está regalando lo único que no recuperará jamás.

Y es que la vida son momentos, ¿sabes? Que ahora estoy aquí y mañana no lo sé. Y que quería decirte, que si alguna vez quieres algo, quieres algo de verdad, ve por ello y nada más, mirando el miedo de frente y a los ojos, entregándolo todo y dando el alma, sacando al niño que llevas dentro, ese que cree en los imposibles y que daría la luna por tocar una estrella...

Así que no sé qué será de mí mañana, pero este sol siempre va a ser el mismo que el tuyo, que los amigos son la familia que elegimos y que yo te elijo a ti, te elijo a ti por ser dueño de las arrugas que tendré en los labios de vieja, que apuesto fuerte por estos años a tu lado, por las noches en vela, las fiestas, las risas, los secretos y los amores del pasado. Tus abrazos, así por que sí, sin venir a cuento, ni tener que celebrar algo.

Y es que en este tiempo me he dado cuenta que los pequeños detalles son los que hacen las grandes cosas. Y que tú has hecho infinito mi límite, y así te doy las gracias por ser la única persona capaz de hacerme llorar riendo, por aparecer en mi vida con esa sonrisa loca, con ese brillo en los ojos capaz de pelearse contra un millón de tsunamis...

Así que no... no sé dónde estaremos mañana, no sé dónde estaremos dentro de diez años, ni cómo se sale de Roma, no te puedo asegurar nada. Pero te prometo, que pase lo que pase, estés donde estés, voy a acordarme de ti toda la vida, por eso, mi luna va a estar siempre contigo, porque tú me enseñaste a vivir cada día como el primer día del resto de mi vida y eso, eso no lo voy a olvidar nunca.

lunes, 23 de diciembre de 2013

De los errores se aprende.

Con que por pena eh. Eres el típico. Yo sabía a lo que me arriesgaba pero aún así creí en ti, porque pensaba que tenías aunque sea un poquito de corazón pero me equivoqué. Me di cuenta que te da igual a quien traiciones, a quien hagas daño, no te importa absolutamente nada... ¿y sabes una cosa? que me parece increíble. Me parece increíble que juegues así con los sentimientos de alguien y me parece increíble que puedas llegar a ser tan hipócrita. Yo te lo di todo; admito que me ilusioné, pero tu me diste motivos para que lo hiciera. Sabes bien que no me equivoco, y si lees esto espero que seas capaz de reconocer que lo hiciste mal y que te portaste fatal conmigo.
Odio las pérdidas de tiempo, por lo tanto me hubiera gustado que me dejases las cosas claras desde el principio y no lo hiciste... ¿por qué? porque simplemente eres un cabrón y no cambiarás. Por mucho que digas que has cambiado no lo vas a hacer, en esta vida nadie cambia, solo aprendemos a mentir mejor. Y lo que me preocupa no es que me hayas mentido, lo que me preocupa es que ni yo ni nadie volverá a confiar en ti... porque como dice una gran amiga mía: se coge antes a un mentiroso que a un cojo.

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