
Pero siempre era así, por la noche mientras llovía o por las mañanas cuando la gente parece ser feliz de otra manera, nosotros siempre igual, tú tirando de un extremo de la cuerda y yo del otro, y cada uno tirando con toda su fuerza. Creo que después se rompió y no ganó nadie, nunca ganaba nadie, siempre dos almas partidas ,esparcidas, perdidas y parecidas. Creo que nos odiábamos de lo tanto que nos amábamos, o al revés, quien sabe, hoy todo queda tan lejos como esas estrellas allá arriba sin dueño. Y nosotros éramos un poco así, nos poseíamos, pero nadie era dueño de nadie, sólo éramos dos animales que se pegaban y rasguñaban, y después, lloraban mientras el otro sangraba...
No hay comentarios:
Publicar un comentario