Si todos los caminos llegan a Roma, ¿cómo se sale de Roma?

A veces, pensamos demasiado y sentimos muy poco.

Mi abuelo siempre decía que si alguien quiere seriamente formar parte de tu vida, hará lo imposible por estar en ella, aunque, en cierto modo, perdamos entre pantallas el valor de las miradas, olvidando que cuando alguien nos dedica su tiempo, nos está regalando lo único que no recuperará jamás.

Y es que la vida son momentos, ¿sabes? Que ahora estoy aquí y mañana no lo sé. Y que quería decirte, que si alguna vez quieres algo, quieres algo de verdad, ve por ello y nada más, mirando el miedo de frente y a los ojos, entregándolo todo y dando el alma, sacando al niño que llevas dentro, ese que cree en los imposibles y que daría la luna por tocar una estrella...

Así que no sé qué será de mí mañana, pero este sol siempre va a ser el mismo que el tuyo, que los amigos son la familia que elegimos y que yo te elijo a ti, te elijo a ti por ser dueño de las arrugas que tendré en los labios de vieja, que apuesto fuerte por estos años a tu lado, por las noches en vela, las fiestas, las risas, los secretos y los amores del pasado. Tus abrazos, así por que sí, sin venir a cuento, ni tener que celebrar algo.

Y es que en este tiempo me he dado cuenta que los pequeños detalles son los que hacen las grandes cosas. Y que tú has hecho infinito mi límite, y así te doy las gracias por ser la única persona capaz de hacerme llorar riendo, por aparecer en mi vida con esa sonrisa loca, con ese brillo en los ojos capaz de pelearse contra un millón de tsunamis...

Así que no... no sé dónde estaremos mañana, no sé dónde estaremos dentro de diez años, ni cómo se sale de Roma, no te puedo asegurar nada. Pero te prometo, que pase lo que pase, estés donde estés, voy a acordarme de ti toda la vida, por eso, mi luna va a estar siempre contigo, porque tú me enseñaste a vivir cada día como el primer día del resto de mi vida y eso, eso no lo voy a olvidar nunca.

sábado, 30 de marzo de 2013

Te quiero, porque me haces sentir bien.


Muchas personas contribuyen en mi felicidad, pero nadie consigue hacerme sonreír tanto como tú.
Contigo he aprendido a reír de todas las maneras posibles: me he reído mientras lloraba, he llorado de tanto reír, y reído hasta tal punto que llegar a pensar que me iba a morir porque no era capaz de parar y ponerme a respirar.
Porque contigo lo imposible sería no reír.
Te quiero porque eres la persona que mejor me conoce, porque con una mirada sabes exactamente que es lo que estoy pensando, que es lo que estoy sintiendo y que es lo que necesito. Y siempre has estado ahí para todo.
Es cierto que nos hemos enfadado muchas veces, pero siempre lo hemos acabado arreglando, porque como reconocimos la primera vez que nos enfadamos, somos incapaces de vivir el uno sin el otro.
Porque tu eres mi mitad, eres lo mejor de mi, lo que me hace sonreír día a día...
Y no quiero que nada ni nadie nos separe nunca, porque no podría soportar una vida en la que tu no estés a mi lado.
Una vida en que tus ojos no sean lo primero que vea cada mañana, y lo último cada noche.
Porque no hay nadie en este mundo que te quiera tanto como yo.

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